Astrologo: Ernesto Cordero
Una de las tareas mayores en Astrología siempre fue
y será, indagar qué puede ofrecer un día dado, tanto en su talante general o
mundano, como aplicado a un tema concreto: una persona, entidad, un tema
electivo, etc.
No nos referiremos aquí a los horóscopos que tratan
del día en un plano general, ni respecto a un signo en particular, por citar
los más corrientes o al uso, si bien lo que nos proponemos mostrar puede ser de
interés para ambos casos, lo que sería un “plus” a esta intención, que nos
obliga comenzar con ciertas definiciones preliminares.
En general, - tanto se use el sistema Trópico o
Sidéreo, - 1 día se engarza dentro de un ciclo solilunar y dentro de
éste, en una de las 4 fases. A su vez, tal ciclo se engarza en otro que también
tiene 4 fases o sea las 4 puertas del año, que es así formado, -
éste siendo una especie de medida patrón, de nave nodriza que da
lugar, tanto a las divisiones temporales menores como las descritas,
como a las mayores que él.
Hasta aquí, todas las tradiciones vigentes están de
acuerdo. Que todas lo estén, es de la mayor importancia y en nuestro trabajo
tienen prioridad en su consideración. En todo lo demás, difieren: tanto en
cuándo comienza el año, en qué signo por ej. se da el ciclo lunar y claro está,
cuándo comienza el día.
Respecto al día, en las tradiciones que lograron
una mayor justeza con los referenciales celestes, el día comienza con cada
medianoche. En la nuestra sería las 0h (que por motivos de los cambios horarios
nunca coinciden con el Sol justo en el Fondo del Cielo), como tampoco en la
relojería china, que comienza 1h antes de tal posición, teórica también, ya que
en la misma China, o en las áreas en que se emplea, los cambios horarios
también tienen presencia.
Obviamente esto tiene solución. 1 día tomado de
esta manera será un “día civil” y las diferencias horarias con los meridianos
patrones que lo establecen dan la hora local para establecer la
diferencia. Por elemental, esto resulta bastante cansino tanto leerlo como
aclararlo, pero es que el comienzo del día civil, y su correlato astronómico
que lo sustenta, o sea Sol FC del lugar, - también los tomaremos en
cuenta.
Nos permitimos agregar que la grafía de los signos,
tal como los concebimos en nuestra tradición, esconde, más allá de los animales
con que se representan, una rueda energética, que explica este comienzo.
En Aries (análogo al amanecer) la parte redonda
expresa al día, pero la punta con que comienza, ya indica que comenzó, mientras
en Libra (análogo a la puesta de Sol) claramente se indica que el Sol, se pone.
En Cáncer (análogo al mediodía) tenemos a éste representado
como 2 mitades iguales, que lo expresan, mientras en Capricornio, indica la
otra vuelta de tuerca, es decir, el final y el otro comienzo, propio de la
medianoche. La Cosmogonía
china, lo ve en términos de los elementos: el agua, la madera o vida, el fuego,
el metal para volver a recomenzar en el agua, o sea el Norte o nuestro
Capricornio, - la Tierra
ocupando lugares intermedios y el centro. Esta concepción, se traslada al año y
también al Gran Año, dando pié al mito de los 2 términos del gran ciclo o del
mundo: por el agua y por el fuego.
Pasando a nuestra proposición, tomamos como
comienzo del día el amanecer, ya que para el hombr@, es la aparición de la Luz el verdadero comienzo del
día y como Humanidad es el código que tenemos más arraigado a fuer de natural.
Es así que el tiempo diurno y nocturno, dio lugar al mito más arraigado y
extendido: el de la Luz
y el de la Sombra ,
traducible en el Bien y el Mal, mientras que la Luna , con su “luz en la oscuridad” dio el mito
que lo complementa: “Velar” (“la luz en el celemín” bíblico) para no verse
desamparado en las sombras, o sea, en el mal.
Esta situación explica también el temor más
angustioso y generalizado: el temor a la desasitencia de Dios, el temor a la
pérdida de Su favor, que claro está, se encubre cada día so capa de
“preocupaciones (justamente) del “diario” vivir. No es necesario mencionar todo
lo que el hombr@ hace ante esto, pero tal vez no es errado decir que a lo largo
de una vida que no es más que un día tras día, de una sociedad o de un
individuo fue capaz de lo mejor y lo peor, empezandolos con esos
exorcismos cotidianos que compartimos con los demás: el darse “el buen día” o
el “buenas noches” con que resumimos, en nuestra Tradición, la “liturgia de las
horas” y puestos a democratizar, a masificar, (lo propio de esta Edad),
asumimos de forma personal el “lenguaje de las campanas” al exorcisar y el arte
de interpretarlas, cuando las campanas del exorcismo, suenan para nosotros
cuando es otro quien nos lo da.
Habría así, todo un mapa a trazar, con toda
una sociología encubierta, una apreciación del talante del día. más allá de
esto en el simple hecho de esta salutación, así como en la forma de expresar
las horas y tiempos del día.
Los “buenos días y las buenas noches”
Por otro lado, esta dualidad del día da lugar a la
primera trinidad “celeste, espacial” dada en : hombr@ / ; / 0,
mientras que si es éste la referencia, queda en 0 / ; /
hombr@. Con una concepción espacial más dilatada, nos quedaría en ? /
hombr@ / Sol o a la inversa, sobreentendiendo que es la ? que
conlleva esta dualidad.
Las reinversiones de referencial en los límites
dieron pié a sociedades exclusivamente matriarcales o patriarcales, que,
abierta o veladamente, perduran aún hoy en lo colectivo y en lo particular e
incluso tienen en esta pequeña unidad del día, su cabida y diversas formas de
expresión.
Ciertamente no podían faltar en una concepción
espacial dilatada, los planetas del sistema con que formamos una familia. La
revolución copernicana puso las cosas en su lugar (o las volvió a poner), dando
lugar a otra versión de la trinidad: Tierra> Planetas>Sol o a la inversa,
a la que siguió un conocimiento nunca visto del espacio, a resultas de lo cual,
esta trilogía es una más, dentro de otras más amplias, lo que los antiguos ya
habían intuído.
Pero en cuanto a la proposición copernicana, hubo
que esperar a 1980 para tener al alcance de un botón las posiciones planetarias
en relación al Sol, o sean heliocéntricas, para comenzar a ver qué tipo de
impacto tendrían sobre la
Tierra y en el hombre@, lo que como es de prever,
lo tiene, tanto que se tomen en Sidéreo como en Trópico, éste siendo el
que habitualmente usamos, por lo que retomando a la prospección de un día, no
puede dejar de incluírse, delineación de un muy próximo día a venir, que
justamente contiene varias de las particularidades que indicamos en un
principio, como un “plus” para delinear un día.