SENTENCIA DEL SANTO OFICIO CONTRA GALILEO GALILEI.
22 de junio de 1633
Proceso inquisitorial
Decimos, proclamamos, sentenciamos y declaramos que vos, Galileo, en razón de las cuestiones que han sido expuestas en el juicio y que vos ya habéis confesado, según el veredicto de este Santo Oficio, sois declarado altamente sospechoso de herejía principalmente por haber sostenido y creído en la doctrina, que es falsa y contraria a las Sagradas Escrituras, de que el Sol es el centro del mundo y no se mueve de oriente a occidente y que la Tierra se mueve y no es el centro del mundo, y de que se puede sostener y defender como probable una opinión después de que ha sido declarada y calificada como contraria a las Sagradas Escrituras. Por tanto, habéis violado las censuras y sanciones establecidas y promulgadas por el canon sagrado y todas las leyes tanto generales como particulares contra tales delitos.
Sería voluntad nuestra absolveros de ellos siempre que antes abjurarais, maldijerais y renegarais en nuestra presencia de todo corazón y con fe verdadera de los citados errores y herejías así como de cualquier otro error o herejía contrarios a la Iglesia católica y apostólica de la forma y manera que os prescribamos.
Además, para que este error pernicioso y grave y esta trasgresión vuestros no queden tampoco sin castigo con el fin de que seáis más prudente en el futuro, y como ejemplo para que otros se abstengan de cometer delitos de esta naturaleza, ordenamos que el libro titulado Diálogo de Galileo Galilei sea prohibido mediante un edicto público.
Os condenamos a la reclusión formal en este Santo Oficio a nuestra voluntad.
Como penitencia os imponemos que recéis los siete salmos penitenciales una vez a la semana durante los próximos tres años. y nos reservamos el derecho de suavizar, conmutar: o retirar las citadas penas y castigos en parte o en su totalidad.
Esto es lo que decimos, proclamamos, sentenciamos, ordenamos y nos reservamos de esta o de cualquier otra forma que en razón podamos o queramos establecer. Así lo proclamamos los cardenales abajo firmantes……
"Yo, Galileo Galilei, hijo del difunto florentino Vincenzo Galilei, de setenta años de edad, compareciendo personalmente en el juicio y arrodillado ante Vosotros, Eminentísimos y Reverendísimos Cardenales, Inquisidores generales contra la perversidad herética en toda la República Cristiana , teniendo ante mis ojos los Sacrosantos Evangelios que toco con mis propias manos, juro que siempre he creído, creo ahora y con la ayuda de Dios creeré en el futuro, todo aquello que considera, predica y enseña la Santa , Católica y Apostólica Iglesia.
Mas como por este Santo Oficio, tras haber sido jurídicamente intimado mediante precepto a que de cualquier modo debía abandonar totalmente la falsa opinión de que el Sol es el centro del Universo y que no se mueve, y que la Tierra no es el centro del Universo y que se mueve, y que no podía sostener, defender ni enseñar en modo alguno, ni de palabra ni por escrito, la mencionada falsa doctrina, y después de haberme sido notificado que la citada doctrina es contraria a las Sagradas Escrituras, por haber yo escrito y publicado un libro en el cual trato de dicha doctrina y aporto razones muy eficaces en favor suyo sin aportar solución alguna, he sido juzgado vehementemente como sospechoso de herejía, esto es, de haber creído y sostenido que el Sol es el centro del Universo y que es inmóvil, y que la Tierra no es el centro y que se mueve.
Por ello, queriendo apartar de la mente de Vuestras Eminencias y de todo fiel cristiano esta vehemente sospecha, justamente concebida a propósito mío, con sinceridad de corazón y no fingida fe abjuro, maldigo y aborrezco los mencionados errores y herejías, y en general cualquier otro error, herejía o secta contraria a la Santa Iglesia ; y juro que en el futuro no oiré nunca más ni afirmaré, por escrito o de palabra, cosas por las cuales pueda ser objeto de semejantes sospechas; y si conociera algún hereje o alguno que fuera sospechoso de herejía lo denunciaré a este Santo Oficio, o ante el Inquisidor u Ordinario del lugar donde me halle.
Juro también y prometo cumplir y observar enteramente todas las penitencias que me han sido o me serán impuestas por este Santo Oficio, y si contravengo alguna de estas promesas y juramentos, cosa que no quiera Dios, me someto a todas las penas y castigos que los sagrados cánones y otras constituciones generales y particulares imponen y promulgan contra semejantes delitos.
Que Dios me ayude, y estos sus Santos Evangelios que toco con mis propias manos.
Yo, Galileo Galilei, he abjurado, jurado, prometido y me he obligado del modo que figura más arriba.
En testimonio de la verdad he escrito la presente cédula de abjuración y la he recitado palabra por palabra en Roma, en el convento de Minerva, este 22 de junio de 1633.
Yo, Galileo Galilei, he abjurado y firmado con mi puño y letra."